Una polivalente sesión

El Parlamento de Navarra, como todo legislativo, trabaja básicamente a dos niveles: el Pleno, al que llegan los asuntos granados, y que es la cara más conocida de la institución; y las comisiones, en las que se desarrolla buena parte de la labor de control e impulso del gobierno.

El pasado día 15 de enero, la Comisión de Cultura, Turismo y Relaciones Institucionales celebró una densa sesión en la que compareció el equipo del departamento, con su consejero al frente, para debatir sobre tres temas de evidente interés y actualidad: la financiación de la Orquesta Sinfónica de Navarra, el nuevo Plan integral de Turismo y la política de Patrimonio. La primera, a iniciativa de Bildu, Nabai e I-E, y las dos siguientes a petición del PSN-PSOE.

Frente a la densidad y minuciosidad del anterior consejero, Juan Ramón Corpas, el actual titular, Juan Luis Sánchez de Muniáin, realiza unas intervenciones más cortas, menos precisas y algo distanciadas. Suelen ser correctas en las formas, pero faltas de pasión e implicación. Así sucedió con las tres intervenciones que paso a glosar.

La financiación de la Orquesta Sinfónica de Navarra es un problema pendiente. El objetivo del gobierno, una financiación a tercios, no está mal como modelo, pero me temo que es bastante irrealizable a corto plazo. El patrocinio no será fácil, a no ser que el golpe de mano de Barcina en la Fundación CAN facilite la operación. Pero pretender otro tercio vía recursos propios está muy lejos de la realidad.

La tesis que defendí en nombre de mi grupo es que, previamente, hay que responder a una pregunta concreta: ¿queremos una orquesta profesional? Si es así, debemos adoptar las medidas oportunas para que eso sea posible. Medidas que afectan a las tres partes en juego: los propios músicos, los usuarios y el gobierno. Si no se hace, la orquesta corre un serio riesgo de involución.

La presentación del Plan Integral de Turismo sirvió para poner en evidencia la progresiva importancia que va adquiriendo el sector, que representa casi el 6% del PIB y da trabajo a casi 30.000 navarros. La comparecencia sirvió para valorar el trabajo bien hecho y para poner en evidencia algo que el propio gobierno no quiere reconocer: ¿si ha sido posible un Plan integral de Turismo, evaluable y hecho con la colaboración del sector, por qué no un Plan Integral de Cultura? Sigue sin  haber respuesta.

Tras la interpelación conocida en el Pleno del 20 de diciembre pasado sobre política general en materia de Cultura, que terminó con un diagnóstico radicalmente distinto entre Gobierno y partido que lo apoya, y toda la oposición, incluido el PP, se pretendía analizar el ámbito del Patrimonio Cultural. El resumen es bien sencillo: se vive de las rentas, con un presupuesto muy escaso y unas discutibles intervenciones miradas desde la perspectiva ciudadana. Hubo, en todo caso, una buena noticia: aunque tarde, llegará próximamente al Parlamento el II Plan de Patrimonio Cultural de Navarra, que la institución, a iniciativa de nuestro partido, demandó mayoritariamente. Ahí veremos, negro sobre blanco, la política de Patrimonio para los próximos años. Con un peligro, que todo quede en papel mojado. Eso es lo que ha sucedido, en buena medida, con el I Plan.

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